Otro trabajo que nos encantó fue el de decorar y ponerle nombre a nuestro propio fantasma, que cuando nos lo llevemos a casa se encargará de echar a las pesadillas de nuestra habitación.
Es un poco juguetón y se mueve mucho... ¡sobre todo con el aire acondicionado de la clase!
La clase ha mejorado mucho, ¿no crees?
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