De vez en cuando me gusta probar a ver si los niños realmente están asimilando lo que se trabaja en el aula o no. Ese día me decidí por comprobar si van entendiendo para qué sirven realmente las letras, y que las palabras que escuchan y dicen se componen de ellas.
Así que les propuse "jugar a un juego de mayores": les daría un folio en blanco, diría una palabra y, sin copiarse del compañero, escribirían lo que escuchasen.
Este fue el resultado
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