Para comprobar quién estaba había acertado, preparamos tres vasitos con agua. Uno sólo llevaba agua y entonces decían que estaba dulce. Para ver si era cierto, al segundo vaso le echamos azúcar pensando que no le cambiaria el sabor porque ya estaba dulce.... cuál no sería nuestra sorpresa cuando vimos que estaba ¡muy buena! pero su sabor no era el mismo.
Algunos niñ@s empezaron entonces a decir que claro, que ahora estaba dulce porque la primera era salada. Así que llenamos el tercer vaso y le echamos sal.
Para no dejar el mal sabor de boca, en el último vaso echamos limón... ¡Hicimos limonada! y les encantó.
Tras la experiencia, lo reflejaron así en el folio
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